23/11/05

Engaña pichanga

Después de un año de ausencia, volví al gimnasio.
Estaba ilusionado. Pero nada más efímero que la ilusión.
Al poco rato de estar corriendo en la cinta, vi pasar a no menos de tres de los gordos que siempre veía en otras de mis esporádicas visitas al lugar. Y saben qué? Estaban iguales, igual de gruesos, igual de grasientos. En realidad, debo decir que estaban peor todavía, porque se notaba que un año les había pasado por encima.
Creanme, esa gente va al gym frecuentemente, siguen sus rutinas, se esfuerzan y sin embargo siguen siendo los mismos monstruos de siempre.
Entonces comprendí que todo es una gran engaña pichanga y que la verdad de la milanesa es que : lo que natura non da, Megatlón non presta.
Detuve mi carrera. Me bajé de la cinta. Y me fui de aquel terrible lugar.

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