15/5/07

Pavo de Año Nuevo.


Estaban todos muy felices despidiendo el año. Su esposa y sus hijos reían mientras él y su primo (a quien no veía desde largo tiempo) seguían tomando sidra. Comieron las doce uvas, cantaron, bailaron y cuando el año nuevo estaba reluciente, se fueron a dormir. Los dos hombres (que se habían quedado despiertos un rato más que el resto de la familia) durmieron en el cuarto de huéspedes, tal vez el sitio que tenían más cerca. A las pocas horas de haber caído en profundo sueño de alcohol, él se despierta sobresaltado. Tiene los pantalones bajos, el calzoncillo bajo y (tal como lo declaró ante el juez) "un fuerte dolor de ano". El griterío se escuchó en todo el vecindario. El abusado corría a su primo con un cuchillo intentando recomponer su honor fisurado. Los niños lloraban y la mujer no entendía un carajo. Finalmente el primo corruptor se dio a la fuga y él no tuvo fuerzas para perseguirlo. El médico confirmó el daño producido y aunque no se pudo encarcelar al mal primo, cada año nuevo, él lo recuerda, dicen, cada vez con menor indignación.

13/5/07

El sanador

En una noche fria como esta noche, un niño (puber para ser más preciso) no podía dormir porque le "silbaba" el pecho (broncoespasmos, diré, siguiendo con una política de la precisión). Desde hacía varios años, padecía este tipo de síntoma y (recomendación médica mediante) el vapor, las nebulizaciones, alguna que otra medicación y sobre todo, varios días de paciencia, eran los medios para sacarlo de ese lamentable estado. Su madre (esa santa madre!) era quien siempre lo allevaba al doctor, muy abrigado, muy envuelto en mantas y caricias. Pero esa noche sucedió algo diferente. No necesitó los jarabes de mamá, ni nebulizadores. Se levantó de la cama, fue hasta la cocina y se preparó un té. Sí, un té, sin limón, sin miel, sin licor. Un simple té (Taragüí, probablemente). Preparó ese té con la iracional convicción de que luego de beberlo se sentiría mejor. Y adivinen qué pasó. Tal cual! Se empezó a sentir mejor, el pecho dejó de silbar y al día siguiente estaba bien. Era otro. Era él.