Estaban todos muy felices despidiendo el año. Su esposa y sus hijos reían mientras él y su primo (a quien no veía desde largo tiempo) seguían tomando sidra. Comieron las doce uvas, cantaron, bailaron y cuando el año nuevo estaba reluciente, se fueron a dormir. Los dos hombres (que se habían quedado despiertos un rato más que el resto de la familia) durmieron en el cuarto de huéspedes, tal vez el sitio que tenían más cerca. A las pocas horas de haber caído en profundo sueño de alcohol, él se despierta sobresaltado. Tiene los pantalones bajos, el calzoncillo bajo y (tal como lo declaró ante el juez) "un fuerte dolor de ano". El griterío se escuchó en todo el vecindario. El abusado corría a su primo con un cuchillo intentando recomponer su honor fisurado. Los niños lloraban y la mujer no entendía un carajo. Finalmente el primo corruptor se dio a la fuga y él no tuvo fuerzas para perseguirlo. El médico confirmó el daño producido y aunque no se pudo encarcelar al mal primo, cada año nuevo, él lo recuerda, dicen, cada vez con menor indignación.
1 comentario:
Vas a matar a mi bebé!!!
Tal vez lo corría pero para pedirle el teléfono.
Estas historias Luis son gloriosas. Aun más de bajo fondo son las historias que salen en los diarios paraguayos con titulares como 'Guacho le mata a piba'.
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